La soledad del naúfrago se ha mudado en la flor dorada de la esperanza.
La gota de agua, caida como por obra de gracia, se seca irremediablemente.
El libro abierto que dejé sobre el cómodo sillón de la espera
cayó en manos de analfabetas de la ilusión.
La ternura se escapa de los dedos temblorosos
que a duras penas se sostienen solos.
El corazón late y en cada latido duele el pensamiento.
Oscuridad total:
Ciego que ya ni conduce a otro ciego.
Perdió sentido la espera y el sueño está despierto.
Aliciente mejor:
hasta presente en este momento de lluvia.
Que la tempestad,
abono necesario para el suelo,
no se prolongue interminablemente ...
no sea que tanta lluvia pudra la tierra.
(Abril 1, 1992)
Periodista de profesión. Trabajadora Social por convicción. Facilitadora en procesos formativos. Declamadora. Amante de la vida, la sonrisa y el vivir cada día con la intensidad de estar disfrutando el último de mis días. Pienso que el cambio del estatus quo es posible y que las y los empobrecidos merecemos un mundo de respeto, equidad y justicia social.
viernes, 29 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario