Dos diamantes reflectores
llenos de luz y color
colores de miel y vida
colores de la ilusión.
Dos cocuyos son de noche
son dos luceros también
alma, sueños y esperanza,
enrizándome la piel.
Son luminosos faroles
astros que el cielo iluminan
que en el día son antorchas
que en la noche el alma alumbra.
Guías de nuevos caminos
dicha y felicidad
conforme con verlos estoy
en condición de humildad.
(Julio 8, 1996)
Me gusta tu olor a vida
y sonrisa de marfil
tu voz: susurro del viento
que me hace muy feliz.
Me gustan tus manos suaves
cuando acaricias mi piel.
Me gustan tus ojos claros
tan dulces como la miel.
Me gusta, en fin, todo tú:
voz, sonrisa y fresco aliento.
quiero que sepas en verso
lo que contigo yo siento.
La mente se me extravía
y se me eriza la piel
cuando tu aliento visita
lo más hondo de mi ser.
(Julio 17, 1996)
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