Exulten los coros, coros celestiales,
que el Rey ha vencido y es su luz brillante.
Goce también la tierra con su claro fulgor,
que todo el mundo sienta que nuestro Dios venció.
Alegre pueblo Santo, revestido de luz,
resuene en este templo: Ha vencido Jesús.
Mis queridos hermanos, misericordia hoy,
el grupo de elegidos invoquemos a Dios.
Al Señor con nosotros levantemos la voz,
demos gracias al Padre, demos gracias a Dios.
Este es nuestro deber, por ti, Padre, cantar
con todos nuestras voces a Dios vamos a alabar.
Tu hijo, Padre amado, ha pagado la deuda
que nació con Adán y sometió la tierra
ya no hay pecado antiguo, se ha borrado ya
por estas fiestas santa y el Cordero Pascual.
Esta es la noche bella, noche de libertad,
en que por el Mar Rojo nos hiciste pasar.
Con columnas de fuego la noche esclareció
y toda la tiniebla su poder disipó.
Esta es la noche santa que todos los creyentes
quedan limpios de vicios y se muestran sonrientes
y así es agregado, junto a todos los santos,
el cristiano que cree y lo demuestra actuando.
En esta noche rompes las puertas del pecado
del sepulcro asciendes, Cristo resucitado,
oh, que gran beneficio de amor para tu pueblo
que incomparable gracia trajiste a nuestro suelo.
En esta noche santa te ofrecemos el Cristo
que une cielo y tierra, lo humano y lo divino.
Como este Cirio Santo que arde en esta noche
Cristo, Lucero Vivo, nunca nos abandones.
Tu pueblo hoy te pide con limpio corazón:
protege a nuestra gente de toda opresión.
Concédenos la paz y brilla en nuestras vidas
tu amor nunca nos falte, Cirio de nuestros días.
Jesús que vive y reina y no nos cuida también
por tu reinado eterno digan todos: amén.
CON ESTA SALVE, CON ESTA VOZ
VOY PREGONANDO MI SALVACIÓN
(Equipo de Liturgia - Parroquia Nuestra Señora de América Latina 1996)
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