En Villa Mella nació su voz,
Florinda Soriano, un corazón feroz.
Luchó por su gente, por su tierra querida,
un faro de lucha en cada partida.
En Hato Viejo alzó su bandera,
la voz del campesino que nunca se cierra.
Con fuerza y valor, su vida entregó,
Mamá Tingó, tu luz nos quedó.
¡Ay, Mamá Tingó, de tierra y de sol!
Sembraste justicia con lucha y amor.
Tu fuerza nos guía, tu nombre es canción,
un grito de lucha en cada rincón.
Federación de Ligas Cristianas,
más de 300 familias hermanas.
Tu ejemplo resuena, tu vida se alzó,
la mujer del campo que nunca calló.
En Yamasá, donde el río lloró,
una bala injusta tu vida apagó.
Pero en cada surco vive tu misión,
Mamá Tingó, eres revolución.
¡Ay, Mamá Tingó, de tierra y de sol!
Sembraste justicia con lucha y amor.
Tu fuerza nos guía, tu nombre es canción,
un grito de lucha en cada rincón.
Hoy te recordamos, en barrios y campos,
con sueños de un pueblo que sigue avanzando.
Tu lucha es semilla, tu amor es raíz,
en cada batalla nos haces seguir.
¡Ay, Mamá Tingó, de tierra y de sol!
Sembraste justicia con lucha y amor.
Tu fuerza nos guía, tu nombre es canción,
un grito de lucha en cada rincón.
Florinda Soriano, siempre estarás,
en el corazón de quienes lucharán.
Tu memoria vive, nunca morirá,
Mamá Tingó, justicia y paz.
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