Te procuro,
lates en mis manos y en mi vida.
Te preciso,
porque eres el minuto que llegó justo a tiempo.
Me urges
la prisa de tus manos se aferran a mí ...
me urges, ¿sabes cuanto?
¿tanto como cantidad?
¿se pueden contar las gotas de rocío?
¿las lágrimas del alma?
¡Solo sé que me urges!
(Agosto 9, 1991)
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