El Padre Santiago Bayohan Hirujo Sosa, nativo de Los Llanos en San Pedro de Macorís, fue ordenado como sacerdote diocesano en La Vega el 18 de marzo de 1961.
En 1962, entre sus actividades sociales se destaca su colaboración para la edición de la publicación de la primera obra de Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpió, titulada "La Reforma Social", que recogía las inquietudes, sueños e ideales de los jóvenes de esa época. Era un grupo de seminaristas que se propusieron lanzar una colección de folletos llamada DPL: Dios, Patria y Libertad.
Fue el primer sacerdote consagrado del templo parroquial de la Parroquia Santo Cura de Ars del Ensanche Capotillo en Santo Domingo, donde ejerció su acción pastoral como vicario en el año 1965.
Del 1968 al 1972 fue administrador parroquial de la Parroquia Nuestra Señora de la Altagracia en Villa Altagracia, Provincia Baní; mientras, a finales del 1982 (más o menos), se hace la presentación oficial de la parroquia Nuestra Señora de América Latina y queda asentado en los libros del arzobispado. Esta sería el lugar de su más importante acción pastoral y territorial.
El padre Rafael (apellido no identificado) se marcha de dicha parroquia y el padre José Manuel Madruga (sacerdote diocesano de Burgos y miembro del Instituto Español de Misiones Extranjeras -IEME) asume la dirección parroquial. Sumándose, junto al teólogo Marcos Villamán, en un tiempo no muy distante a la coordinación de un trabajo donde se promueve “leer la vida con los ojos de la biblia y la biblia con los ojos de la vida”, dando a la parroquia Nuestra Señora de América Latina, en Sabana Perdida, un toque de contenido y forma muy distintos al vivido hasta entonces.
Años después, principios de los 90, el padre José Manuel Madruga y su congregación religiosa, entregan al arzobispado el control de la parroquia y queda el Padre Santiago Hirujo como vicario pastoral al frente de la misma.
Ejerció
como periodista en el Centro de Planificación y Acción Ecuménica (CEPAE). Con
pluma fina, publicó varios artículos importantes, entre los que se destaca el
artículo “Los nunca idos que regresan, De La Ciénaga a Las Caobas: Un mito por
decreto”, donde desenmascara las mentiras perpetuadas a través de los años en
torno a los desalojos vividos en gran parte de nuestro territorio, en especial
en La Ciénaga de los Guandules y Guachupita.
Hasta su muerte, Santiago Hirujo, fue un promotor de la iglesia de los pobres estructurada a partir de Comunidades Eclesiales de Base, de una iglesia encarnada, solidaria con los sectores más vulnerables de la comunidad, con una propuesta formativa permanente y sistemática de jóvenes que hoy son ejemplos de una actitud crítica ante la sociedad y cimentadas por una fe en el Cristo Resucitado que se materializa en la promoción de Comunidades Eclesiales de Base.
Al momento de su encuentro con el Dios-Padre-de-todos y todas, el 30 de noviembre de 1994, laboraba como director de comunicaciones de Ciudad Alternativa. Hoy, la parroquia Ntra. Sra. De América Latina realiza cada año un campamento en su honor y varias escuelas y la avenida que va de Sabana Perdida a La Victoria llevan su nombre.
Por su labor, entrega y trabajo tesonero en favor de los sectores más vulnerables de la sociedad desde la acción pastoral de una iglesia encarnada en el pueblo, el Padre Santiago Hirujo es un ejemplo para seguir como verdadero promotor social y sincero pastor del pueblo.
Altagracia Paulino, periodista dominicana, lo describe como "Una persona inteligente, inquieta, comprometida y convencida de que había que sembrar en los barrios para que los jóvenes se formaran en valores. Sus prédicas eran distintas; era de la llamada nueva iglesia, la iglesia comprometida con los pobres. Fue párroco en la Iglesia Santo Cura de Ars, en Capotillo. Pasé mucho tiempo sin verlo hasta que un día, haciendo reporterismo por Sabana Perdida, descubrí que una iglesia se llama «Nuestra Señora de América Latina». ¡El nombre me llamó tanto la atención que pregunté por el párroco y, oh sorpresa!, era el padre Santiago Hirujo. Nos reímos, conversamos y, muy en serio, narró la historia de la iglesia que había heredado del padre José Manuel Madruga, quien entregó al arzobispado el control de la parroquia y quedó Hirujo como vicario pastoral. Junto al teólogo Marcos Villamán, dieron un toque diferente al promover la iglesia de los pobres.".
El teólogo
Marcos Villamán resalta en él su sencillez, jovialidad y entereza (Revista
Estudios Sociales Vol. XXVIII Número 99. Enero-Marzo 1995) y dice “Santiago
Hirujo murió en la plenitud de la vida luchando por el derecho a la vida plena
de las mayorías empobrecidas y excluidas de los barrios y los campos del país y
de la región latinoamericana y caribeña. Santiago está vivo, sólo que no está aquí…
ha resucitado.
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